Sin una gestión adecuada y tratamiento químico, el agua en circulación conduciría rápidamente a fenómenos negativos en el sistema de enfriamiento. Esto, disminuiría el rendimiento de intercambio tanto de la torre de refrigeración como de todo el circuito.
Estos fenómenos negativos se pueden resumir principalmente en:
- Incrustaciones tanto generalizadas como especialmente en las superficies de intercambio. Cabe señalar que la formación de una pequeña película de suciedad aislaría las superficies de intercambio involucradas (que tienen una alta conductividad térmica), reduciendo repentinamente la eficiencia del sistema. Con el tiempo, la suciedad aumentaría la película, hasta que se convirtiese en una capa gruesa y aislante, que obstruiría los rellenos y la torre de refrigeración.
- Corrosión localizada o generalizada. Además de ocurrir por contacto directo con el agua de enfriamiento, la corrosión también puede ocurrir debajo de los depósitos de incrustación (corrosión por subdepósito). Este fenómeno es muy peligroso para el sistema, ya que corre el riesgo de dañar el equipo y, por lo tanto, provocar un tiempo de inactividad de enfriamiento no programado.
- El desarrollo de algas y biopelículas, que reducen la eficiencia del intercambio de calor, pueden obstruir los pasos y provocar problemas de salud. En la actualidad, las directrices exigen expresamente que el sistema se gestione de manera óptima desde el punto de vista del control de la proliferación bacteriana.
- Cabe señalar que estos fenómenos aumentan su efecto cuando ocurren simultáneamente. Por lo tanto, para mantener una gestión segura y eficiente en el tiempo, es importante operar la planta de manera óptima con respecto a todos los parámetros.
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