El amoniaco tiene las siguientes ventajas como refrigerante:
- Impacto ambiental nulo (índice ODP y GWP100 nulos – ver siguiente párrafo);
- Muy buen coeficiente de transferencia de calor;
- Rendimiento energético elevador (similar al R22, mejor en ciertas condiciones);
- El gas amoniaco es más ligero que el aire;
- Bajas pérdidas de carga;
- Fugas fácilmente detectables;
- Bajo precio de venta y bajos costos de mantenimiento de las instalaciones;
- Difícilmente inflamable, límite de exposición elevado;
- Químicamente estable;
- Fácilmente absorbible en el agua;
- Poco sensible a la humedad presente en el circuito;
- Natural y por consecuente biodegradable;
- Gracias a su alta temperatura crítica, permite obtener temperaturas de condensación muy elevadas y así fabricar equipos de alta temperatura.
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