- Seguir al pie de la letra todas las instrucciones y recomendaciones de los fabricantes de las torres de enfriamiento y/o condensadores.
- Vigilar el emplazamiento de la instalación. Los equipos no pueden situarse en zonas de paso de personas para evitar que el aerosol que emiten pueda llegar a ser inhalado por ellas.
- Llevar un estricto control diario del funcionamiento de los equipos, así como realizar una limpieza periódica recomendada por los fabricantes.
- Considerar la posibilidad de renovar los equipos si estos se han quedado obsoletos. Actualmente, todos las torres de enfriamiento y condensadores disponen de numerosas mejoras para eliminar las condiciones que favorecen la multiplicación de bacterias, así como a minimizar el arrastre de aerosoles de agua en la descarga del aire de los equipos.
- Llevar a cabo un exhaustivo control de la red de suministro de agua. Y es que, antes de que se forme una colonia virulenta de legionella, primero ha tenido que producirse una aportación de agua con dicha bacteria a través de la red.
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